Autor: Kang Young-woo
Fecha: 26-Jun-2018 05:00
Quedé ciego cuando era pequeño, y al tiempo fallecieron mis padres y mi hermana mayor. Mientras me encontraba frustrado ante la noticia que sería ciego de por vida, conocí a la trabajadora social del hospital que me informó sobre la escuela para invidentes. Al principio, rechacé la idea porque no estaba preparado. Pero, un día me acordé de ella, porque me encontré sin la esperanza de recuperar la vista, con la presión de ser huérfano y de tener bajo mi responsabilidad a mis dos hermanos menores. Entonces, fui a verla de nuevo. Allí me recibió con mucha calidez y me dio el dinero para cubrir el primer mes de rehabilitación y otros gastos que necesitaba. Más delante, cuando suspendieron mi financiación, creí que todo estaba perdido, pero ella me puso en contacto con una familia que deseaba adoptarme. Con la ayuda de ellos pude completar mis estudios, me gradué de la universidad y estudié en el extranjero con una beca del Rotary Club. Soy lo que soy por todos los que me apoyaron, así como Bernabé alentó a Pablo.
La condición de discapacidad altera la vida de una persona, pero no debe asumirse solamente como un obstáculo. Para mí la discapacidad fue una bendición, ya que por medio de esta tuve encuentros preciosos y comencé a trabajar en la O.N.U y en la Casa Blanca para crear un mundo donde videntes y no videntes puedan convivir en armonía. Dios me guio, a través de varias personas que me dieron consuelo, y me utilizó como una herramienta para que yo le llevara esperanza a los demás. Por lo tanto, en Dios podemos ser la luz y la fuerza de otros
Solo veía esperanza, Kang Young-woo